Como cada año por el 1 de noviembre, Monterroso ha multiplicado su población. Miles de personas inundan las calles de la localidad con motivo de la Feira de Santos, la cita que reina en el otoño y en la que “hai sempre de todo”.
Castañas, nueces, miel, membrillo, frutas de la temporada, habas o los siempre demandados productos curados del cerdo protagonizaban las compras de los presentes, muchos de los cuales iban ya “a tiro fijo”, a sus vendedores de confianza.
A ellos se suman artículos de labranza, textil, complementos y un sinfín de artículos de artesanía, además de las imprescindibles pulperías, que se distribuyen a lo largo de las calles, mucho más allá de la Cúpula, donde se congregan los productos gastronómicos.
En una jornada de muchos paraguas, pero todos cerrados, nadie se quiso perder la “feira de feiras”, ni siquiera políticos como la conselleira de Medio Rural, María José Gómez; el presidente de la Diputación, José Tomé; o el diputado del BNG, Néstor Rego, entre otros muchos cargos de diversas administraciones.
El alcalde de Monterroso, Eloy Pérez Sindín, recibió a parte de la comitiva encabezada por la titular de Medio Rural, y poco antes de iniciar el recorrido entre los puestos, reconoció la “grande afluencia” de visitantes a la localidad desde primera hora, de la mañana, si bien “a falta de gando” como medida de prevención ante la expansión de la dermatosis nodular contagiosa “tamén se fai notar”.
Fuente: El Progreso